Hace unos días leí un artículo interesante:
Por lo visto, las estrellas del cielo tienen su pareja perdida por el eterno e infinito universo. Es difícil alcanzarla pero, si lo consiguen, será suya, su estrella, para siempre. Con las personas de a pié, según cuentan, pasa lo mismo. De tal forma, todos tenemos una “alma gemela” esperándonos en el futuro.
El editorial me dio que pensar…¿Realmente creen que tenemos una (y única) media naranja? Y si esta falla, ¿Estamos condenados a vivir en el pasado? o, por el contario, ¿No era La Estrella?
Quizás peco de profana, de desencantada o incluso pueden pensar que no creo en el amor. No es así, ni mucho menos...lo he sentido y no vacilo de su realidad (cuando lo “sufres”, no dudas en que se trata de él).
Empero, la vida es como un flujo de agua donde se producen encuentros, desencuentros, conexiones...hechos casuales que pueden provocar un giro de 180º en este camino. El destino lo construye uno mismo y de las relaciones que se van forjando, de las afinidades…surge el amor.
Y este puede manar para toda la vida, pero no debemos encabezonarnos en buscar nuestra Estrella… quizás nos crucemos sólo con una, pero también podemos encontrar a dos, o a tres…las que el corazón expida. Porque cuando este habla, perdemos la compostura, la razón…todo. He ahí la magia del querer… no creen?
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